El 30 de Diciembre de 2004 siempre parece que fuera ayer, o
hace días, o hace unos meses y nunca se nos pasa, no se nos va a pasar jamás, a los
hermanos Torres de Isidro Casanova, la vida les cambió por completo luego de
aquella noche.
Mario Torres, el mayor de los cinco hermanos, esa noche fue a
ver a los “Callejeros” por primera vez. Se había enganchado con la
banda a pesar de haber sido más afecto al Blues, de hecho uno de sus grupos de
culto fue “La Mississippi”. Allá por los `90, época de su mejor juventud en que
se divertía junto a amigos, frecuentaba los principales boliches de la zona
(Jesse James, Skylab, etc) además era de lucir su gran pelo largo enrulado. Muy admirador
de Jaf y hasta se parecía con su cabellera al artista.
Mario se ganaba la vida como cortador en una fábrica textil
de Flores, era un maestro en ese arte, un laburante que muy de abajo la iba peleando día a día. Estaba
en pareja con Karina, con quien tuvo dos hijos. Desde chico junto a sus hermanos,
ayudaba para mantener la casa y a su mamá, quién los crió casi sola porque
el padre se había ido hacía un tiempo antes. En esa casita humilde del Barrio
San José de Casanova, donde los sueños no se consumían y solo se les aplicaba
dosis de optimismo para no decaer y continuar la lucha, se criaron los
hermanos Torres. Allí crecieron y se hicieron fuertes para encarar trabajos,
proyectos y ambiciones, movidos por una sola cosa, la pasión por mejorar sus estilos de vida un poco..
Zenaida es la única mujer de los hermanos, luego están
Herminio, Roberto, Jorge y Daniel. Un par de años antes de aquella noche de Cromañon, la mamá de Mario los había dejado. Doña Isabel había fallecido
luego de sufrir por muchos años diabetes y otras complicaciones de salud. En el
hospital 21 de Casanova, la madre viviò junto a sus hijos, esos momentos
aciagos del final de su vida.
Cuando Mario quería escuchar rock, nada lo detenía, iba a ver
a muchas bandas, era muy hincha de La Mississippi, Jaf o Pappo. Un día fue al
boliche Hangar de Liniers y se metió en el pogo, su hermano Jorge lo tuvo que
sacar porque la estaba pasando mal. En aquel 2004 se enganchó con Callejeros, por
eso fuè que nunca iba a faltar a ese show de ese Jueves 30. La banda de Fontanet estaba
haciendo un ascenso enorme para desembocar en el éxito acostumbrado de estos
músicos, el objetivo principal de llegar a tocar en algún estadio como por
ejemplo River.
“El Pelado”, como lo llamaban, ya que había decidido raparse
y dejar de usar su pelo largo, como era visionario de los éxitos, empezaba a
seguirlos antes de que explotara su fama la banda, y asistía a estos lugares under como lo fuè
Cromagñon.
Mario se había hecho la pieza junto a su mujer en el mismo
terreno que vivía con sus hermanos y su mamá, empezaron a dividirse el espacio del terreno y arrancaron a edificar cada uno su vivienda. El hizo punta del lado de la calle La Fuente y
la casillita de los orígenes, que fue testigo muchos años, lo vio como progresaba. Zenaida se había ido a vivir con su marido y no
formaba parte de esa convención de hermanos.
La noche de Cromañon y Callejeros, Mario pudo entrar junto a
sus amigos y acomodarse en un lugar privilegiado, estaban en la planta superior con una gran cercanía al
escenario y a los familiares de la banda. En el momento de lo peor, intento
escaparse tirándose hacia abajo sobre el público frente al
escenario, seguramente fue pisado y quedo tendido allí. Alguien conocido lo encontrò y lo sacò, luego fue socorrido por una
ambulancia del Same. Falleciò en el Hospital Udaondo como a la una de
la mañana, luego de vivir un vía crucis de traslados por diferentes nosocomios.
Diez años después, el “Pelado” Mario es recordado por ser uno
más de las 194 víctimas y porque el destino quiso que estuviera allí. Una
historia más detrás de Cromañon.