“Los elegidos” pueden salir de cualquier lugar mas recóndito,
pueden llegar a tocar o cantar en el Teatro Colón, también ganar un Premio
Nobel y ser de cualquier parte del mundo y pueden como Leonardo Pisculichi,
surgir del mas ignoto club de barrio. Esta es la breve historia de los orígenes
futbolísticos del actual crack millonario que ayer hizo historia escrita en el césped
de Nuñez, en ese Monumental de Angelito Labruna y el Príncipe Francescoli.
Allá por fines de los ´90 e inicio del nuevo siglo, en un
club que albergo a un pichón de elegido y que lo hizo dar sus primeros goles,
pases y gambetas, comenzaba su historia. El club “Los Ángeles” de Rafael
Castillo en La Matanza, era y es un predio humilde, pero que tuvo desde el
origen con sus fundadores en el año 1987, un cariño inconmensurable por el fútbol,
la pelota y sus pibes.
El “baby fútbol”, que se juega de cinco jugadores en piso de
cemento, amalgamó la puntería de Leo ante los tres palos: “ se destacaba entre
sus compañeritos, no pateaba la pelota a cualquier lado, apuntaba y la pelota
iba ahí, se notaba un distinto” decía don González, viejo entrenador de Piscu, acordándose
de alguna anécdota.
El caso es que de aquel club “Los Ángeles”, ahora ya vuela por Nuñez, un ídolo que ayer plasmó historia con ese gol de antología, apuntando a un palo
de Orión y festejando un merecido momento de River.