Este sábado se conmemoran dos años de aquella mañana del
miércoles 22 de Febrero. En la estación once del ferrocarril sarmiento a las
8.33, el tren 3772 chapa 16 ingresaba sin frenar y se incrustaba fuertemente en
esa contención final del anden 2. Corridas, gritos, gente amontonada dentro de
los vagones, sirenas de ambulancias, policías y bomberos, testigos,
periodistas, noticias, victimas y miedo, todo trágicamente acomodado.
Eso parecía un escenario ya muy familiarizado con nosotros
como sociedad, volvíamos a sentir ese
olor a miedo y desesperación, tal vez un familiar o conocido haya estado en ese
tren, volvíamos a escuchar la frase “nomina de fallecidos” que nos helaba la
sangre. La tragedia en Cromagnon, los atentados a Amia y embajada y tantos
otros hechos luctuosos que nos hicieron poner la piel de miedo y temor, nos
tocaba nuevamente cerca y donde mas nos duele, en la gente.
El ferrocarril sarmiento dio muchos indicios durante años,
de que aquella mañana u otra ocurriría lo peor. El estado calamitoso de las
vías y los pasos a nivel, estaciones y vagones que en lo que hace a su
seguridad, ya habían sobrepasado todos los limites de alertas posibles.
Gente viajando hacinada en horas pico y a veces no pico,
pasos a nivel peligrosísimos en todo el recorrido de las vías del Sarmiento, los
cuales iban engrosando una larga lista de accidentes y muertos. Demoras en sus
servicios, frecuencias y estados deplorables de todo el equipamiento interior y
exterior de sus vagones, conformaron un coctel que hizo pico aquella mañana a
las 8:33
Pudiste haber sido vos o pude haber sido yo los que
viajábamos allí, solo que pasò algo, no fuiste vos, ni fuì yo, pero fueron
muchos los que ocuparon nuestro lugar. Porque como nosotros, ellos no se
merecían viajar asi y mucho menos haber perdido la cosa más valiosa en este
mundo. Por eso justicia, que es una palabra que parece muy escasa, porque tanto
dolor y tanto temor no se aplacan con nada, solo con la esperanza
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